Al Otro Lado del Miedo

“Sabes lo que quieres pero estás cagada de miedo.”

Bum! Las palabras tienen un poder indiscutible cuando se dicen en la forma y el momento adecuados. Un golpe certero directo al corazón. 

Y entonces sabes que son verdad

Si se te remueve todo por dentro ya sea para bien o para no-tan-bien, ya estás perdida, no puedes dejarlo pasar. Podría poner parches, mirar para otro lado…pero ya lo has visto. Te has visto. Encender una luz en una habitación a oscuras es una acción sin retorno: ya no puedes dejar de ver, por mucho que cierres los ojos o la vuelvas a apagar.

Y las palabras tienen también otro poder. El poder de delatarnos.

A través de nuestro discurso dejamos entrever la realidad de lo que somos, lo que sentimos y lo que queremos, unas veces de forma consciente y la mayoría de ellas sin siquiera darnos cuenta.

Hasta hace unas horas yo seguía sosteniendo el discurso – escrito, dirigido y aprendido por mi misma – de que “me encuentro en un momento de reinvención personal, de búsqueda pero sin todavía claridad en lo que quiero; aunque intuyo (menuda trampa) que sé un poco por donde va la cosa.”

Telita con las tremendas milongas que nos contamos. 

Y lo hacemos continuamente, pero lo peor es que nos las creemos. Y nos pasamos media vida construyendo un personaje que nos ayude a sostener estas milongas y la otra mitad (si es que tenemos suerte y, sobre todo, mucho trabajo personal) intentando desmontarlo. 

Verbalizo que no sé lo que quiero, doy vueltas alrededor de que no tengo claridad, que estoy en búsqueda, que todo es un proceso…cuando sí se lo que quiero, sí sé por donde va, sí se con lo que resueno…y la prueba está en quienes son las personas que me inspiran, quienes son mis referentes, y de qué me puedo pasar horas hablando, leyendo, formándome…y formando.

Verbalizo que me gustaría tener más definido exactamente hacia dónde voy, porque me da miedo estar demasiado lejos de lo que creo que aun no soy. Y en ese creo es donde está la trampa. Ese creo – o más bien ese no-me-lo-creo – es lo que me frena inconscientemente a responder con la verdad. La que ya sabía desde hace tiempo aunque me escondía en un discurso en el que me siento protegida, en el que todavía no me expongo (del todo), en el que todavía no soy (del todo).

Pero sí soy. 

YA soy. 

Lo único que ocurre es que estoy en el Km 16 de esta ruta y me estoy comparando con quienes ya van por el km 249…o el 3.545.

(Gracias Nacho)

· · ·

¿Cuál es tu personaje? ¿Qué miedo te está frenando a ti?

Te leo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *