
A principios de año, o el pasado septiembre, o el año anterior…seguro te pusiste tus propósitos, metas, objetivos…- Esta vez sí! De este año no pasa. Ahora voy a poner todo de mi parte –
Mucha intención, pero al final te ha ocurrido lo mismo de siempre. Pasadas dos o tres semanas (o días) de motivación inicial, vuelves a dejarlo y a ser inconstante. Y te sientes frustradx porque te has fallado a ti mismx.
¡Error!
¡No te has fallado! Precisamente todo lo contrario! Lo que estás es siendo coherente contigo y con la identidad que tenías entonces (o tienes ahora)
¿Pero qué me estás contando, Laura? Si lo que yo quiero es cambiar!! Claro que me estoy fallando…
¡Exacto! lo que tu quieres es cambiar en algo…pero para poder lograr ese cambio no sirve de nada que te pongas metas y objetivos una y otra vez! (lo haces cada año y ya ves los resultados que estás obteniendo).
Sin embargo si te conviertes en la persona que necesitas ser para llevar a cabo ese cambio, si adquieres esa nueva identidad, te será más fácil cambiar tus hábitos y entonces el cambio podrá ser sostenible y perdurable en el tiempo.
Pero… ¡eso es lo mismo dicho de otra manera!
No, no lo es. Cambia el enfoque y lo cambia todo. El objetivo no debería ser la meta que te estás poniendo (resultado) si no lograr que quien eres (identidad) y tus valores, estén alineados y desde ahí es desde donde se consiguen los cambios más poderosos y, sobre todo, sostenibles en el tiempo, a través de nuevos hábitos.
🧠 Te propongo un sencillo ejercicio: Piensa ¿quién quieres ser?
Comenta debajo!👇🏼 y si te gusta, comparte!💎